La noche del domingo 25 de mayo de 2025 cambió para siempre la historia de Grupo Fugitivo, una agrupación regional que, sin saberlo, caminaba directo hacia su final. Cinco de sus integrantes desaparecieron tras acudir a una supuesta presentación en la colonia Riberas del Río, en Reynosa, Tamaulipas. Lo que parecería un evento más en su agenda se transformó en una emboscada que hoy tiene conmocionada a la comunidad musical y a toda una ciudad.
El sexto miembro, Carlos, llegó tarde. Ese retraso, aparentemente trivial, fue lo que le salvó la vida. Cuando llegó al punto de encuentro, ya no había nadie. Solo un sitio vacío, sin rastro alguno del resto de la banda. Nadie contestó el teléfono. Confundido y preocupado, decidió regresar a su domicilio, sin saber que en ese momento se convertía en el único sobreviviente de una tragedia.
Apenas 12 kilómetros separan la colonia donde fueron vistos por última vez y el exbasurero clandestino donde el miércoles 28 de mayo se hallaron cinco cuerpos calcinados. Las primeras investigaciones apuntan a una trampa tendida por una célula del Cártel del Golfo conocida como “Los Metro”. Hasta ahora hay nueve detenidos vinculados a este crimen.
Los músicos habrían sido citados para tocar en una palapa inexistente. La presentación fue anunciada en sus redes sociales, donde incluso compartieron un video entonando “Cruzando el puente” de Los Cadetes de Linares, desde lo que sería su última parada con vida. Días después, la camioneta de la banda apareció vandalizada, con las calcomanías del grupo borradas. También se localizó otro vehículo que transportaba los instrumentos, abandonado cerca del puente internacional Pharr-Reynosa.
La Fiscalía de Tamaulipas confirmó que el crimen se consumó en la colonia Aquiles Serdán, donde los restos fueron hallados. Aunque las autoridades ya trabajan en las pruebas de ADN, familiares y amigos de las víctimas no pierden la esperanza. A las afueras de la Fiscalía y frente a la Concatedral de Guadalupe, han protestado, encendido velas y cantado con el alma rota, esperando que lo impensable no se confirme.
Este caso no solo ha destapado una herida más en el ya dolido corazón de Tamaulipas, sino que deja al descubierto la creciente vulnerabilidad de los artistas locales ante la violencia del crimen organizado. Una presentación musical fue usada como carnada. Una banda fue llevada al matadero con una invitación disfrazada de trabajo. Y una ciudad llora hoy a sus hijos sin respuestas definitivas